PRESENTACIÓN

Monolito Conmemorativo Ya Tornan
Monolito Conmemorativo Ya Tornan
Ha pasado ya más de un lustro desde que allá por 2010, se decidiera –con gran acierto– recuperar y potenciar mediante la participación popular esa leyenda de la que, según tradición constante y que ha pasado de generación en generación, proviene el nombre de Tornavacas. 

Esa leyenda, que emana de un hecho de armas y está escrita a fuego en la memoria de cada tornavaqueño/a, nos remonta a la época de la Reconquista, periódico histórico en el que reinos cristianos y Al-Ándalus sostuvieron un constante tira y afloja. El hecho de armas en sí, según tradición constante, se remonta al siglo X y acontece dentro de ese dilatado proceso de expansión que, desde norte a sur, llevaron a cabo los reinos cristianos. En el siglo X, la actual comarca del valle del Jerte –y hablando siempre desde la cautela al no disponer de testimonios históricos lo suficientemente sólidos– debía ser una tierra de nadie, expuesta a incursiones tanto de las tropas musulmanas como de las cristianas y en el que no debían existir más que algunos asentamientos de carácter pastoril. En este contexto, la ya secular leyenda, en su versión más conocida por los/as tornavaqueños/as viene a decir que los musulmanes se hicieron fuertes en una de sus incursiones hacia territorio cristiano y fue en el sitio de la Vega del Escobar donde se produjo el hecho bélico. Las tropas sarracenas pusieron en aprieto al Rey leonés Ramiro II, por lo que se ideó una estratagema utilizando las vacas de los lugareños que ocupaban las inmediaciones, quienes colocaron unas teas encendidas en los cuernos de las reses y las dirigieron hacia las tropas musulmanas. Éstas, al ver aquella estampida de luz en medio de la noche, creyeron que eran refuerzos de las tropas cristianas, por lo que huyeron despavoridas Valle abajo. Viendo la estrepitosa fuga del enemigo, el rey Ramiro ordenó “Tornar las vacas”, es decir, que el ganado regresara a las sierras de donde descendió.

La leyenda que da nombre a Tornavacas ha estado –y está– muy arraigada en el imaginario colectivo de la antigua villa. A tenor de las referencias históricas de las que disponemos, ha sido, desde hace centurias, parte de la cultura popular de los y las tornavaqueños/as, por lo que es una herencia que hemos recibido de nuestros antepasados, que además ha sido un pilar importante a la hora de configurar nuestra forma de ser, nuestra idiosincrasia.

Ahora le toca a Tornavacas, a sus gentes, conservar, difundir y promocionar este relato que, situado entre la historia y la leyenda, se ha venido transmitiendo desde hace siglos. Así pues, sirvan estas líneas para quedar constancia de que, los/as tornavaqueños/as, amamos y tenemos siempre muy presente nuestros orígenes, nuestras raíces, a fin de cuentas, nuestra Historia como comunidad. Y este, el del pasado común inmortalizado a través de los siglos, será sin duda uno de los legados más valiosos que dejaremos a las generaciones venideras.

Juan Pedro Recio Cuesta
Cronista oficial de la Villa de Tornavacas